El mejor regalo
Leandro Núñez disfruta del presente. Padre de Morena y en pareja con Mariana Martínez Bande, pasa sus días en Avellaneda, pensando en el fútbol. Dice ser feliz arbitrando en cualquier categoría y liga, y suena creíble.
Hoy, cuando el tiempo marca que ya pasaron 34 agostos por su vida, recibió un regalo de sus colegas. No algo material, sino simbólico. Por segunda vez consecutiva, fue designado por la Agrupación de Árbitros de Lobos para dirigir la final que definirá quién será el campeón de Primera división en la Liga Lobense de Fútbol, entre Alumni y San Miguel LH.
El año anterior, había impartido justicia en el encuentro de vuelta entre Deportivo Coreano y EFIL, cuando el Oriental se quedó con el título. Con experiencia en torneos de nivel superior, sabe que una final pesa más que otros partidos pero no esquiva la responsabilidad. “Hay que reducir la posibilidad del error”, afirma.
Sus asistentes serán otros dos árbitros con experiencia: Mariano Lieve y Diego Bobadilla. Además, Jorge Rivas y Paulo Alliende estarán ayudando a la terna.
– ¿Cómo juega la final un árbitro? ¿Se prepara distinto a otros partidos?
– Es un momento importante, como le pasa a los jugadores cuando llegan al momenton culminante de una competencia. Obviamente que siempre es lindo como reconocimiento que te designen. La preparación es la misma pero sabiendo que va a haber mayor responsabilidad y mayor exposición. Hay que tratar de reducir la posibilidad del error.
– Es la segunda final consecutiva que te toca dirigir en la Liga, ¿te enorgullece?
– Sí, estoy muy contento. Además, hoy es mi cumpleaños y recibir esa noticia es muy agradable. Soy de los que aman al fútbol y emparejado al amor al fútbol viene el cariño al arbitraje. Trabajo mucho para esta profesión. Es dura, es difícil, pero me gusta mucho. Siempre trato de progresar y de crecer y que me den la posibilidad de dirigir la segunda final consecutiva de una competencia importante como es la Liga Lobense es muy lindo. Obviamente, me genera mucho orgullo.
– ¿Sos de estudiar a los jugadores o de pedir referencias de ellos?
– No, no soy de estudiarlos. Sí les presto mucho atención cuando me toca arbitrar a algún equipo, y cuando no me toca dirigir intento ir a ver algún partido, pero no para analizar a algún jugador en particular. Sí miro y analizo estilos de juego, porque es importante generar estrategias en la conducción. Me parece importante también que haya un conocimiento entre jugadores y árbitro. Si hubo partidos previos mejor, para que el jugador sepa cómo se maneja el árbitro y viceversa.
– ¿Qué clase de árbitro sos? ¿Dejás jugar, cortás con foul constantemente?
– Es difícil hacer una autoevaluación. Soy de los que piensan que el fútbol es un deporte muy dinámico, de mucho contacto y mucha fricción. Por ende, como el reglamento lo estipula, el árbitro debe abstenerse de sancionar infracciones menores en pos de darle continuidad al juego. Creo que ese es el eje del arbitraje. A veces, en ese intento, uno deja pasar algunas cosas y el partido levanta temperatura. Después es difícil reacomodarlo. Pero yo considero que para dar un buen espectáculo, ese es el riesgo que tiene que correr el árbitro. Encontrar el equilibro justo, que los jugadores entiendan el margen desde hasta donde pueden y hasta donde no, y en ese contexto que puedan jugar libremente y logren cumplir su función. El objetivo más grande es que la gente disfrute del espectáculo, y en una final que define al ganador del campeonato, más todavía.
– ¿Qué cosa no te bancás de los jugadores?
– Creo que no hay nada que no me banque, pero hay cosas que no ayudan al árbitro en la conducción y son las que trato de evitar. Soy de tener mucho diálogo con el jugador, entonces me molesta cuando un jugador te expone ante la gente, inclusive a veces, sabiendo que no tienen razón. Cuando considero que no hay foul, el jugador sabe que no hubo y protesta igual, termina condicionando la situación. Yo no me siento condicionado, pero si condiciona a la gente que cree que el árbitro no tuvo las agallas para cobrar foul. Eso no ayuda al espectáculo. Otra cosa que me molesta es el jugador malintencionado, el que no tiene voluntad de jugar, que se desentiende del juego olvidándose de todo y hace lo que se le ocurre con poca responsabilidad.
– ¿Sentís que estás para dirigir en un nivel superior, en AFA?
– Yo trabajo siempre en pos del desarrollo y el crecimiento. Trato de ser autocrítico para mejorar, pero sé que no depende todo de mí, si voy a jugar en un nivel superior o no. Entonces trato de no pensar en eso. Entreno día a día, me capacito, aprovecho las clases con los profesores o compañeros. Inclusive cuestiones reglamentarias. Pero que lo resuelva el que lo tenga que resolver, yo soy feliz dirigiendo en cualquier lado. Ahora, por suerte, estoy jugador en Federal A. Si ese es mi techo que lo sea, y sí puedo aspirar a un poquito más, bienvenido sea. Pero lo importante es que se note la responsabilidad con la que hago las cosas sea en la categoría que sea.