“Disfruto más una asistencia que un doble”
Lo habíamos visto por fotos. Con la camiseta de Atenas de Córdoba, con la de Lanús, con la de Capuchinos de Entre Ríos, entre otros. Fue fácil distinguirlo. Sus 194 centímetros son una gran ventaja. En la sede del LAC, su nuevo club, Federico Ferrini nos recibió para realizar la nota. “Acá andamos, recién adaptándome a lo que es Lobos”. Con tonada cordobesa (mirar video de la entrevista) y una amabilidad para destacar, el ex campeón de la Liga Nacional de Basquet en el 2009 charló con El Autógrafo sobre su llegada al Decano.
La Panterita (su padre también fue jugador y le decían Pantera, de allí el apodo del flamante refuerzo rojinegro) tiene 33 años y quiere agarrar continuidad, algo que le faltó en los últimos meses. Fanático del fútbol (“me gusta más que el basquet”) y del Gran DT, admira a los asistidores. Por eso, disfruta más dejar sólo a un compañero antes que convertir él.
– ¿Pudiste entrenar con tus nuevos compañeros?
– Sí, ya tuvimos dos entrenamientos. Fueron duros, teniendo en cuenta que estuve prácticamente tres meses sin hacer nada, pero esperamos llegar bien para el 23.
– ¿Qué impresión te dejó el DT Diego D’Andrea y el grupo?
– Al técnico lo conocía y sabía que es el asistente de Cristian Santander en el seleccionado femenino de basquet. Por las dos prácticas que tuvimos, vi que es bastante exigente y que entrena muy bien, algo que es re importante. Y en cuanto al grupo, de primera, ellos estaban armados así que ya nos vamos a ir conociendo mucho más. Ésto recién empieza.
– ¿Es la primera vez que jugás el Provincial de Clubes?
– En Buenos Aires, sí. Antes había jugado el Provincial en Córdoba, y ahora tenía la chance de volver a hacerlo, pero se me dio esta oportunidad y acá estoy.
– Tuviste un pasado de Liga Nacional. Atenas, Lanús, Sionista, La Unión… ¿cómo encontrás la motivación en estos torneos, después de haber jugado a un nivel tan alto?
– Es que yo quiero tener continuidad. El año pasado, por querer jugar cerca de mi casa en Córdoba, me quedé sin club. Porque los equipos de allá ya se habían armado. Está difícil conseguir trabajo, los equipos del Federal generalmente juegan con jugadores de la zona, entonces este año decidí venir. Tengo muchas ganas de jugar. Por ahora son cuatro meses, pero vamos a ver si clasificamos y seguimos.
– ¿Qué te dio la Liga Nacional? ¿En qué hacés la diferencia en estos torneos?
– Creo que la experiencia. No sólo por haber jugado la Liga y el TNA, sino por el hecho de que ya tengo 33 años y la cabeza más abierta. Ahora veo el juego de otra manera, antes lo veía más físico y era todo correr. Uno aprende cuándo parar la pelota, a quién dársela. Eso lo aprendés con el tiempo. Pero viendo cómo se están armando los equipos, va a ser un torneo duro y ahora tengo que demostrar acá y hay que estar preparado.
– ¿Haber sido campeón de la LNB con Atenas fue lo máximo en tu carrera?
– Sí, no muchos jugadores han podido ganar la Liga Nacional. En esa temporada jugué bastante.
– ¿Sos hincha de Atenas?
– No, no. Soy de Gimnasia de Comodoro. Fue el equipo en el que mi viejo ascendió y donde yo debuté, a los 19 años. No puedo ir a verlo nunca por la distancia. Pero el corazón me va quedando un poco en los clubes por los que voy pasando también. Por ejemplo en San Isidro de San Francisco pasé un año excelente y veo que siempre se arma para ascender, ojalá se les dé de una vez. En Atenas pasé dos años lindos. Fuimos campeones y subcampeones, aparte está en mi ciudad. Si bien en el fútbol soy hincha de Instituto, tengo el corazón con los dos cordobeses.
– ¿Qué recordás de tu paso por Lanús?
– Fue mi última experiencia en la Liga, hace dos años. Se armó un grupo para mantener la categoría, después se dio la casualidad de que no había descensos. Además Lanús es un club que tiene unas instalaciones bárbaras y no sólo es basquet. Lo del fútbol ya todos saben. Es muy lindo, de familia, y con mi familia pasamos muy bien.
– Si tuvieras que describirte, ¿cómo te definís como jugador?
– De acuerdo al equipo en el que jugaba, siempre fui cambiando de rol. Siempre fui un jugador muy defensivo, y generalmente me tocaba bailar con la más fea. Si lo tengo que hacer, no tengo problema. Pero soy un jugador de equipo, me gusta más pasar la pelota y dejar a un compañero sólo, que tirar tanto al aro. Disfruto mucho más eso. Igual sé que hay momentos en los que tengo que tirar yo, porque el equipo me la va a dar y voy a tener que hacerlo. Algunos dicen que cuando uno mete una buena asistencia, disfruta el que lo hace y el que dio el pase, eso me pasa a mí.