La generación dorada del LAC
Cuando eran niños, sólo jugaban al basquet. Jugaban porque era lo que los hacía feliz. Luego empezaron a competir. Ganaron campeonatos de inferiores y perdieron otros tantos. Después les tocó saltar a la Primera, esa división que todo deportista sueña con alcanzar alguna vez. Hoy, son bicampeones de la ABEE y actores protagónicos de este 2015 de película para Athletic. Laureano Della Schiava, Álvaro Anaya, Juan Alberghini y Fernando Lacoste charlaron con El Autógrafo sobre este gran presente.
El año había empezado con la incertidumbre como bandera. La ausencia de jugadores foráneos era una realidad y el plantel corto significaba una preocupación. Sin embargo, la llegada de Diego D’Andrea encendió una luz de esperanza el ámbito rojinegro. De perfil bajo, el nuevo entrenador fue trabajando paulatinamente lo que pretendía de su equipo. Tomó las riendas y puso la vara alta. Mentalizó a los referentes de que se podía e hizo que los jóvenes acompañen, aunque sea desde el banco, al plantel.
En la primera mitad del año, Athletic rompió todos los pronósticos y venció en la final al favorito, Social Korn, que se había reforzado mucho y que le había ganado con comodidad a todos sus rivales en la ronda clasificatoria y en los play-offs. El Decano consiguió el título jugando la final en Tristán Suárez, dato que le agrega un tono heroico a la cuestión.
La defensa del título en el segundo certamen no sería una meta fácil. Si bien el conjunto de Korn sufrió un par de bajas, el desgaste producto de la intensa primera mitad se haría notar sobre el final del año. Y así fue. El LAC llegó con lo último que le quedaba en el tanque a los encuentros decisivos, con poca nafta pero con mucho amor propio, un arma letal con la cual el equipo pudo construir las bases de este bicampeonato.
En la final, la cenicienta del torneo, Cultural Guernica, se mostró dispuesto a arruinarle la fiesta al Rojinegro. Pero el amor es más fuerte. Tras dos partidos de alto nivel emotivo, Athletic definió el título con total autoridad en su cancha, en la misma en la que muchos de sus jugadores dieron sus primeros pasos y alguna vez soñaron con vivir este presente.
El desafío para el próximo año será enorme. La idea que desvive a más de uno es volver a jugar un Torneo Provincial, pero para eso se necesita mayor presupuesto y más plantel. Mientras tanto, los jugadores y el entrenador podrán disfrutar de un gran año. Cuando el 31 de diciembre levanten la copa para brindar, no podrán reprocharse nada y más aún, podrán soñar con un 2016 mucho mejor.