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Moverse o no moverse, esa es la cuestión

Moverse o no moverse, esa es la cuestión

Al igual que aquellos mamíferos que durante el invierno hibernan para evitar gastar energías y así lograr pasar el frío, los seres humanos parecen despertarse cuando entra por la ventana el sol de las primeras mañanas de septiembre. Comienza la locura y desesperación por salir a caminar, correr, ir al gimnasio, pilates, nadar, zumba o cualquier actividad física de moda. Junto con esto, llega también la famosa dieta, que será El tema de conversación: detalles de cada desayuno de la semana, las colaciones a media mañana, lo poquito que se almorzó, lo ingerido a media tarde y el “caldo y a la cama” de cada noche. Resultado más que probable: fracaso.

En nuestro país, el 55,1% de la población no realiza actividad física. Muchas veces pasamos por el Parque Municipal o alguna plaza de barrio y nos parece que hay mucha gente moviéndose, ya sea caminando, trotando o pedaleando. Sin embargo, debemos alertar que muchísimas personas (más de la mitad del país) no se mueven, es decir, no realiza un gasto energético significativo que permita equilibrar con lo que come. Esta problemática va en aumento y afecta no solo a los adultos, también a los chicos en edad escolar: según la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en el 2012, el sobrepeso era del 28,6% de los alumnos argentinos. Mientras que la obesidad alcanzaba al 5,9%.

El sedentarismo avanza. Y el hacer o no actividad física va más allá de lo puramente estético. La Organización Mundial de la Salud estima que 3,2 millones de personas mueren al año por inactividad física. Sí, lea nuevamente la cifra anterior porque parece irreal, pero no lo es. Además, el sedentarismo es la principal causa (de entre el 21 y el 25 por ciento) de los cánceres de mama y colon, del 27% de los casos de diabetes y el 30% de las cardiopatías isquémicas.

Para contrarrestar todas estas cifras apabullantes no hay ninguna fórmula secreta: hay que estar en movimiento. Lo ideal sería elegir la actividad que más disfrute y planificar la semana de entrenamiento. Hay que ser constantes y no abandonar a la primera de cambio. Por eso es recomendable entrenar con otra persona o con un grupo, ya que la motivación es fundamental cuando se comienza (además de ser más divertido). Si a esto se lo acompaña con una dieta rica en nutrientes, vamos a estar más cerca del ser saludable que deseamos.

Hacer todo de golpe porque llega el “veranito” va a ser difícil de lograr, ya que los hábitos no son fáciles de cambiar. El cambio debe ser paulatino, de menos a más, de lo más fácil a lo más difícil. Si se quiere hacer todo junto solo para verse bien, no vamos a llegar lejos. Hay que tener paciencia y constancia todo el año para que se note que estás en movimiento.

*Agustín Carol es Profesor Nacional de Educación Física (recibido en el Instituto General San Martín – GEBA) y Entrenador Personal. Actualmente trabaja en EFIL como Preparador físico de Hockey y es el entrenador de la Escuelita de Fútbol. Es docente en el Colegio FASTA.