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Walter Vargas y el Fútbol en la era de la peste

Walter Vargas y el Fútbol en la era de la peste

Entrevista con el periodista deportivo y escritor platense, quien acaba de lanzar un título más en el que los análisis, los comentarios y deseos, son parte de lo que no sale por las pantallas.

Por Félix Mansilla

Entre un puñado de cosas Walter Vargas (63) es una persona que escribe. Que mira fútbol, lo comenta y, además, escribe. Y del contexto pandémico sacó provecho. “Con este libro estuve durante muchos días atascado, pero el formato misceláneas me permitió desarrollar muchas ideas y darles un remate”, explica para referirse a su nuevo libro editado por la editorial platense Fútbol Contado. Los escritos de Vargas son espontáneos en su forma, espesos en contenido y apreciables desde todos los ángulos de la ironía. Tanto, que muchas veces el tono infunde picardía y códigos del ambiente de los periodistas que denomina como depordivos.

“El fútbol es el deporte menos lógico de cuantos hay”, arranca, “o al menos a sus adoradores nos sienta bien deducir que es así: que en el fútbol está más consentido que en la mayoría de los deportes que el débil sea más fuerte que el fuerte y el pobre sea más rico que el rico”. En todos los casos, la pluma de Walter plantea no quedarse en lo absoluto y, sobre lo relativo, dejar impresiones de las necesarias. “Persistimos en amar al fútbol menos por masoquistas, que algo de eso hay, por qué no admitirlo, que por soñadores”. Vargas narra, es directo como en muchas de sus obras en papel. “Es una invitación a los futboleros y lectores, sobre todo lo que pasó durante los últimos dos años”.

¿Recordás el día que arrancó la cuarentena? ¿En qué estabas?

 Desde el arranque de la pandemia en marzo 20-20, tengo bien situado el día porque iba a ir a comentar un partido para ESPN, en la sede de San Isidro y se suspendió como todo lo demás. Volví a La Plata pensando que no serían más de veinte días.

¿Qué lugar tuvo la escritura durante el encierro por pandemia?

Durante los dos años en estado de máxima virulencia y cuidado, fue un anclaje fuerte como en mi vida en general, en mis modos y formas de vivir, donde escribir es tan natural como cepillarme los dientes cada mañana y cada noche, lo que no quiere decir que lo haga bien, pero el intento, la perseverancia siempre me ha comportado una cierta dicha, aun cuando siempre sobrevuela el fantasma de que mis palabras no son demasiado afortunadas. Hubo un plus de arropamiento en el sentarme a escribir durante la pandemia.

Fue una especie de refugio o lugar de tranquilidad…

Fue uno de los anclajes más fuertes y uno de los refugios que más a gusto me sentí, no sé si plenamente a salvo porque siempre las palabras tienen un no sé qué de intemperie por más dichosas que las creamos y que las sintamos. En esa contradicción, los que escribimos estamos de aquí para allá como bola sin manija. Sentí que podía estar a resguardo y me apoyé especialmente en la escritura.

Fútbol en la era de la peste, cuenta con escritos sobre fútbol femenino de parte de la periodista Ayelén Pujol y con prólogo de Ezequiel Fernández Moores que destaca que “todo el libro es un bello recorrido de nombres, citas, recuerdos, anécdotas, reflexiones que juegan el juego, pero juegan también con las palabras. Porque Walter escribe bello. No hay palabras de relleno. Todas tienen un sentido. Juegan en equipo. Como en el fútbol”.

Sus maneras de plantear las problemáticas de siempre, le dan el toque especial: brevedad y contundencia. Negocios varios: “Jamás, pero jamás, como en estos días, el fútbol profesional espeja la marcha de la vida en general en las derivas del reparto de la riqueza, de las finanzas a gran escala, del acceso a los bienes, de cotos cerrados y extensos territorios de supervivientes que andan siempre con lo puesto”.

Polémica en el VAR. Walter declara y arremete con sentido futbolero: “Prefiero un VAR perfectible a una artesanía que romantice la justicia estructural. Prefiero –desde hace décadas– ponerme del lado de la vereda de todo aquello que reduzca los márgenes de injusticia”. Enumera los reparos, ya que hasta el presente y con menos de cinco años de su implementación, Vargas resalta que “me hacen ruido los offside de pixel, las sanciones de pelotas que han buscado las manos y las demoras que confunden echar luz sobre una jugada con un discurso en una convención de la ONU”.

El nuevo libro de Vargas fue lanzado en mayo en el CC Malvinas de La Plata.

Tampoco deja temas sin tocar. Postulados filosóficos, citas textuales y puntuales hacen de esta nueva obra una joya para el paso de los años. Es decir, al igual que en sus obras anteriores, en Fútbol en la era… cada análisis de Vargas sobrevive al tiempo: apunta desde el presente —lleno de luces y redes y estadísticas y resultados—, pero no se gasta.

En tiempos virtuales, los libros sobreviven: ¿Qué crees que sobrevivirá de este libro?

Tal vez, alguna vez, si siguieran existiendo las librerías de viejo en Avenida de Mayo o en Corrientes, puede ser que alguien, llamado acaso por el imán de un título deliberadamente llamativo pueda encontrar alguna frase o palabra o semblanza que lo convoque. También algún amigo que me ha honrado con su compra, revisando algún anaquel pueda reencontrarse con fragmentos de conceptos o intuición. Como soy un señor de casi 64 calendarios, atesoro la esperanza de que sí, tan solo un aspecto melancólico. La esperanza es que en este momento histórico, hoy, algo de lo escrito le resuene o convoque a una especie de asociación libre, me doy por satisfecho.

A lo largo de 200 páginas, aparecen un picado de personajes del universo fútbol: desde los consagrados hasta las joyas que son promesa, donde el ojo de Walter —que vive, mira, comenta, escribe— detecta y no erra. Así, aparecen desde Cruyff hasta algún héroe de su juventud que vio en la cancha de Estudiantes. Y sondea con lo incómodo, se pregunta lo antipático: “¿Sigue siendo Messi el mejor jugador del planeta?”.

La pregunta tiene su análisis. “El Padre Tiempo guarda una relación de perenne hostilidad con ciertas excepciones. Es evidente la merma de velocidad, de chispa en el uno contra uno y también de maña para salir de entreveros de los que sabía salir bañado y perfumado. Ese trono corresponde a Kilian Mbappé… amén de Mbappé son más peligrosos y determinantes Salah y Son Heungmin”. Para Walter, Leo es “un superdotado y prestidigitador eterno”.

En dos capítulos especiales, reaparece Maradona en forma de poesía y a través de comentarios diversos. Dice Walter: “La muerte de Maradona fue evitable y huelgan los indicios en ese sentido”. Y le pone emoción y bronca. “Quienes estuvieron a su lado en el último tramo de su vida son una caterva que no merece siquiera que estas líneas repongan sus nombres propios”. Y trata de no salirse líneas más tarde: “Maradona fue usado, destratado, descuidado y abandonado hasta hundirlo en una ciénaga sin retorno”.

¿Qué lugar ocupó Diego en tu manera de mirar el universo fútbol?

Diego es un viaje sin retorno. Lo conocí en una tele en blanco y negro, viejita que tenía en mi casa natal, gambeteando a todos los rivales con los Cebollitas en los campeonatos Evita. Después tuve la suerte de ver su bautismo en Primera División, el no oficial, un mes antes del célebre partido frente a Talleres en cancha de Argentinos, en septiembre del 76 con Estudiantes en la vieja cancha de 1 y 57. En mi libro Del diario íntimo de un chico rubio, aludo a ese día en el cuento Bautismo y el recuerdo me acompaña siempre. Maradona fue el punto de excelencia de la belleza en el fútbol y ya eso es muchísimo y eso mismo me acompañó y me sigue acompañando.

En El fútbol en la era… señalás a varios Diego: ¿Todos te inspiraron igual?

Con el otro Maradona, digamos, me llevé bastante mal, digamos, el de la calle, el bocón. El Maradona impertinente y penitente. Y los últimos años estaba personalmente enojado con ese personaje, porque para mí, era y no era Maradona. Por eso le dediqué dos poemas, uno de apertura y otro de cierre. Su muerte era la más esperable y, a su vez, la más imposible de asumir. La verdad es que lo extraño a Maradona y nunca imaginé que su ausencia iba a ser tan potente y tan fundante en mi modo de transcurrir la vida. No me cuesta confesar que me sigue resultando una extrañeza y un vacío enorme que no esté Diego entre nosotros. Alguna vez escribí que Pelé fue más perfecto que Maradona y sigo pensando lo mismo, pero sí Diego tuvo un plus de belleza y no hay nada más perfecto que la belleza, por lo tanto, primero Maradona y después Pelé. Su ausencia sigue pulsando, aún cuando en los últimos años que no corría detrás de la pelota.

¿Y qué lugar ocupa hoy Messi en esas formas?

La aparición de Messi me reconcilió con la ausencia de Maradona, no por comparación inmediata, sino porque pensaba que jamás nadie más iba a haber un jugador que iba a hacer las cosas que Diego hizo una cancha, por lo tanto, lo recibí con una enorme alegría. Lo disfruto hasta los días de hoy. Y como dice la frase, “nada peor que la expectativa para el hombre” y me sigue doliendo el Mundial 2014 y esas ausencias en cuerpo presente de Messi cuando la Selección lo necesitó mucho. De todos modos es apenas un dato entre muchos y me parece de una crueldad inusitada mencionar sólo eso de un jugador tan majestuoso como Messi que no hizo un gol en la final. Es lo mismo que me hablaran de Beethoven como que sólo era un tipo medio sordo o citaran a Mozart como un señor con malos modales en la mesa.

¿Cómo definirías al Messi del pasado y el de ahora?

Messi fue una especie de milagro corpóreo, de carne, hueso y sangre que hemos disfrutado y lo seguimos haciendo. Es uno de los mejores cinco jugadores de todos los tiempos y es, junto con Pelé y Maradona, uno de los tres mejores que vi, con el flaco Cruyff cerquita y el quinto sería Di Stéfano. También aparece Ronaldo. Dentro de 100 años se va a seguir discutiendo si Messi es el mejor jugador de todos los tiempos o no y eso implica un alto rango. Mi deseo es que siga hasta los 40 años.

A poco del Mundial: ¿Tenés alguna corazonada para la Selección en Qatar?

No sé si es una corazonada, es una expresión de deseo y una mirada antipática que es un baño de realidad como expresé en el libro. Mi deseo es que Argentina haga un Mundial extraordinario y que seamos campeones o cuanto menos llegue a semifinales. Mi mirada es que va a ser mucho más difícil de lo que supone el típico argentino triunfalista. No tengo ninguna constancia de que Argentina sea más que Francia, Bélgica, España o Alemania, no tengo esa certeza. Sí se puede decir que todos esos rivales respetan mucho a la Argentina, pero no creo que sea un candidato de la primera fila. Creo que cuartos no sería un mal Mundial y semis sería un muy buen Mundial y llegar a la final extraordinario. La corazonada, en todo caso, sería que en el momento menos pensado y con un Messi otoñal ya casi invernal, Argentina sea campeona del Mundo. Ojalá.

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Conseguí Fútbol en la era de la peste en la web de Fútbol Contado