“Me siento un privilegiado”
De chico su vida estuvo marcada por la pelota número 5. El fútbol era su pasatiempo preferido y, probablemente, alguna vez soñó con jugarlo profesionalmente alguna vez. De hecho, tuvo un paso fugaz por las inferiores de Boca Juniors, pero su destino le indicaba que la pelota que marcaría gran parte de su vida tenía una circunferencia mucho menor: sería la de tenis.
Casado con María Julia Cinnadaio y padre de Vicente y Emilio, Leo Jorge es profesor de educación física y hoy, a los 38 años de edad, trabaja haciéndole la preparación física al tenista tandilense Máximo González (127° del mundo), entre otras cosas -también prepara al polista Guillermo Sapo Caset– . Previamente, lo hizo con Juan Ignacio Chela, con Eduardo Schwank y con Facundo Bagnis, además de haber trabajado con la Asociación Argentina de Golf.
Una vez inmerso en el difícil pero lindo ámbito del tenis, soñó con ir a Roland Garros. Su deseo se hizo realidad en el 2012 (con Schwank), y a partir de allí su carrera profesional le entregó momentos inolvidables. Estuvo en el Australian Open y al US Open, y hace dos días regresó de París, donde disfrutó de su segunda incursión en el polvo de ladrillo de Roland Garros. En caso de ir a Wimbledon, dentro de un mes, completaría el poker habiendo asistido a los cuatro torneos más importantes del tenis mundial.
En esta ocasión, su pupilo Máximo González (jugó en dobles con Gonzalo Durán) entrenó con Kei Nishikori (6° del mundo), con Mirnyi y Knowles -dos eminencias del ranking de dobles- y enfrentó a Feliciano López. Algunos datos que demuestran el alto nivel en el que trabaja, con la misma dedicación de siempre, el lobense Leo Jorge.
Por si fuera poco, durante su estadía se cruzó a Novak Djokovic y se sacó una foto con el serbio, n° 1 indiscutido del ranking de la ATP.
Todas estas experiencias y lo que vivió en su paso por Roland Garros, Leo Jorge las cuenta en la redacción de El Autógrafo, en una amena charla:
LO MÁS DESTACADO QUE DIJO LEO DURANTE LA ENTREVISTA:
Qué siente cuando va a este tipo de eventos: “Me siento un privilegiado por trabajar con deportistas de este nivel. Me tocó hacerlo con Facundo Bagnis, con Eduardo Schwank y ahora con Machi. Que ellos me elijan es un privilegio y así lo vivo”
La participación de Máximo Gonzalez en singles: “Me hubiera gustado estar allá todavía. No fue un buen torneo, íbamos con otras expectativas. Fuimos con Machi una semana antes a la qualy de RG y anduvo bien en un challenger en Bordeaux, llegó a semifinales en singles y final en dobles. En la qualy nos tocó con otro argentino, Guido Andreozzi, que juega muy bien”
La actuación del tenista argentino en dobles: “Jugamos contra los españoles Feliciano López y Marc López. Feliciano es el tercer jugador con más participaciones en Grand Slams (NdR: 57 participaciones y 3 Copa Davis ganadas) y Marc es un doblista que ha ganado el Masters con Granollers y varios Masters 1000 con Nadal. Los chicos estuvieron cerca, pero se nos escapó: perdieron 7-5 en el tercer set”
Lo que lo sorprendió de Roland Garros: “La cantidad de gente que mueven esos eventos es increíble. Con el tema de los atentados, había el doble de seguridad. El transporte y la cantidad de gente que trabaja para los jugadores también es increíble. La Federación Francesa se hizo cargo de unas canchas públicas en un bosque en las que tenés todo, te llevan, te traen. Pasar de un Challenger a ésto es impresionante”
La relación entre los tenistas durante el torneo: “Yo he trabajado con chicos que son del interior, que tienen una formación distinta. Tratan de estar con amigos. Nosotros nunca cenábamos solos. Por lo general siempre con argentinos, pero Machi es muy amigo de los españoles y las novias de ellos entre sí se han hecho amigas. Es cierto que es un deporte muy individual, y que muchos jugadores no tienen la misma actitud adentro que afuera de la cancha. Pero si no hay mala intención, se respeta porque uno está compitiendo. Cuando Nadal empezó se quejaban de cómo festejaba y él fuera de la cancha siempre anda con una sonrisa y bien predispuesto para con la gente. Adentro de la cancha los jugadores cambian mucho pero afuera son personales normales”
El entrenamiento con Kei Nishikori: “Machi ya había jugado con él en dobles. Tienen un poco de relación. El entrenamiento fue distendido pero a la hora de trabajar es una concentración absoluta. Son jugadores que vienen con cuatro o cinco personas siempre atrás y en ese entrenamiento había más de 15 periodistas japoneses cubriendo la práctica. Lo que veo de ese tipo de jugadores es que a la hora de entrenar, trabajan muy seriamente y se fijan en pequeños detalles. Nishikori buscaba puntualmente ciertas cosas y te dabas cuenta que estaba enfocado en buscar eso”
El encuentro con Novak Djokovic: “Un día fui al gimnasio, estaba acomodando los bolsos y llegó Djokovic. Nos saludamos, él muy amable, y yo dije acá aprovecho para pedirle una foto. Y bueno, accedió bien. No había nadie en el gimnasio, después llegaron las personas que estaban con él. Cuando saqué la foto salió medio nublada y él mismo me dijo no, no, dale, sacá otra que salió mal. Me sorprendió. Tuve miedo de entablar un diálogo porque mi inglés no es muy fluido. A veces me cruzaba en el vestuario con Tsonga, Gasquet, Simon y por ahí ellos hacían un comentario y uno tenía una limitación por el idioma”
El Australian Open, Roland Garros y el US Open: “El Australian es muy tranquilo, al igual que el US Open. Yo siempre quise ir a Roland Garros, que nunca se movió de su sede original y eso está bueno, pero lo único incómodo que tiene es que es un mundo de gente. Pero si tuviera que elegir me quedo con este Grand Slam por el polvo de ladrillo, porque fue el que mejor me trató en cuanto a resultados (tercera ronda de singles con Schwank en 2012)”