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Diego es sólo rock & roll

Diego es sólo rock & roll

No es fácil hablar de Maradona en pasado. Después de partir, al rato nomás, nos extrañó su figura en las nubes con fondo de luna: era el Diego. La ilusión, una vez más, nos corrió como una opción equívoca aún sabiendo que eso no puede pasar. Entonces, nos quedamos con el lado metafísico y ya no hace falta buscarlo más: ahora está en todos lados. Aquello que nos diferencia, también nos iguala: el resto es entender que se trata de un sentimiento y los sentimientos no se explican.

En esa hondonada de sueños y misterios, Maradona aparece desde todos los planos posibles. No es ‘era’, es ‘ahora’ como el concepto rock. De Cebollita Pelusa, de Diego a Maradona y sus caras: cuántos rostros, cuánta narrativa en esas muecas y marcas. Y cuántas facetas: Diego bailarín, actor de bolos, conductor y, como le gusta a Dolina, cantor.

El Negro, viejo lobo con olfato y oído musiquero, lo armó desde un ángulo poco explorado. “Es muy buen cantor, y eso lo digo yo, que soy cantor y músico, y vivo la música con gran intensidad. Diego canta y afina muy bien y hasta me parece extraño que no hayan explorado ese costado tan atípico y natural”.

Denos un ejemplo clarificador, Dolina, por favor. “Hace unos años estaba creando una comedia musical y Diego me dijo que le gustaba cantar y ahí nomás entonó el tango de Carlos Gardel ‘Tomo y obligo’ con una afinación formidable y me produjo una sensación fortísima”. Su debut como cantor en la televisión abierta fue en un programa de Antonio Gasalla, donde también entonó el tango de Gardel.

Dolina y Diego: Fútbol, tango y amistad.

El rock & roll y Diego. Claudio Mono Rodríguez, parte de los Cebollitas, lo describe como “un fenómeno bailando rock & roll y que lo hacía muy bien con sus hermanas”. El Mono rescata otra instantánea privada del Diez: sí, sin cámaras ni amontonamientos ni gritos. “Cuando mi hija Romina cumplió 15 años, en marzo del 2001, Diego vino a la fiesta a las 10 de la noche y se fue a las 7 de la mañana… y bailó toda la noche con todos y con todas. Ese día firmó autógrafos a todo el mundo”.

Rodríguez asegura que aquella noche se gastaron 180 servilletas de tela con su firma y que puso el gancho Diego (10) hasta en los manteles. El Mono Rodríguez suma otro gesto de Diego. “Después compró facturas para todos y, cuando terminó la fiesta, llevó a mi hija hasta mi casa”.

Por su parte, el jujeño Daniel Valencia, ídolo de Talleres, conoció a Diego en el seleccionado 1978 y fue su compañero en España 82. Con un recuerdo vivo del pequeño Diego, Valencia contó que en las concentraciones “nos encerrábamos en la pieza a escuchar música y así pasábamos largas horas y eso con el tiempo no cambió”.

Diego era un disfrutador de todas las músicas y con Valencia compartían la costumbre de escuchar discos. “A él le gustaba todo tipo de música y a mí, el rock nacional”, comenta el baluarte de la T. “Eso nos unió mucho y generó un vínculo entre nosotros que iba más allá de los futbolístico”.

Un Diego íntimo que escuchaba discos de rock & roll, tuvo sus influencias. Una de ellas fue Cristian Traverso, compañero en los años de Diego con el pelo cruzado por una franja amarilla y la Bombonera a tope  a sus pies. El Tigre le pasó varios discos de Creedence y del creador del rock & roll: Chuck Berry.

Diego

Diego con Claudia desplegando sus dotes para bailar r&r.

El ex Boca, lo contó a Fantino y equipo en Mar de Fondo. “Estábamos en un hotel en Rosario esperando la charla técnica y el señor escuchando Chuck Berry a todo volumen en el último piso del hotel. Estaba el Bambino de Técnico y esperamos quince, esperamos veinte minutos y Diego no caía. Cuando escuchamos el ruido, caímos en la cuenta de que estaba a pleno rock & roll con Chuck Berry a full”. Entre risas y un guiño pícaro, Diego se explicó: “Es que me había confundido el horario”.

Hay más. En el segmento Líbero Versus en diciembre de 2019, Diego habló de todo y respondió el ping-pong como ídolo, figura y televidente fanático de la entrega. Allí recordó que Pity de Las Pastillas del Abuelo estuvo en su casa. “Pity es un fenómeno que escribe cosas con mucho sentimiento y eso a mí me deja muy bien”, explicó. Dio gracias a la pluma del cantor y entonó medio afónico “¿Qué es Dios?”: “…y once apóstoles de Cristo con sus oídos al cielo, consultándole al señor. Y Jesús dijo ‘me voy, de tácticas ya no hablo, pero un consejo les doy: la pelota siempre al diez que ocurrirá otro milagro”. Y ocurrió.

De sus canciones preferidas dedicadas a su figura, Diego enumeró “Maradona” de Calamaro, “La vida tómbola” de Manu Chao. Recién aterrizado en La Plata para dirigir al Lobo, el Diez se paseó por recuerdos y varios motivos de orgullo. “Yo canté con Goyeneche y Dyango, canté con Plácido Domingo y Julio Iglesias. Fui al cumpleaños de Charly, conocí al Flaco Spinetta que la verdad fue un fenómeno, hice amistad con Fito también cuando me cantaron ‘Salud, dinero y amor’ con Calamaro antes del Mundial 94”.

Para el final, un Diego auténtico y sorprendido ante la pregunta sobre si pudiera no ser Maradona por un día qué actividad elegiría hacer. Pelusa sin freno, respondió: “Vivir cómo Charly y hacer todas sus mejores giras. Una vez le golpearon la puerta y le dijeron ‘¡Policía!’. Y Charly le dijo, ‘jodete por no estudiar’”.

También Dante Spinetta le compuso la canción “Pelusa” pocas horas después de enterarse de su fallecimiento. Ejecutada con guitarra acústica y voz suave, la letra viaja por la vida entera del Diez. “Una gambeta en el jardín, el sueño del pibe de Fiorito. Su rosto ilumina un banderín, la sonrisa de mamá ya secó el barro del botín. Hoy lloran el ángel del potrero, te digo hasta siempre capitán: llegó el tiempo de volar ¡Griten gol hasta el Sol por Diego!”.

En su cuenta de Instagram, el hijo mayor del Flaco Spinetta contó que la compuso el mismo 25 de noviembre por la noche. “Está sin mezclar pero compuesta e interpretada con amor real, ¡gracias Diego por todo! Love. Hasta siempre Capitán”, se despachó el Illya Kuriaki and the Valderramas. En su publicación de aquel día triste, contó entretelones de una noche compartida con el astro en un año nuevo en tierras charrúas.

McCartney: «¡Soy Diego!», en noviembre de 2010 en River.

Diego y su halo musical en todos los terrenos. En noviembre de 2010, Paul McCartney regresó al país después de diecisiete años con su espectáculo Up and Coming Tour. En su segundo show en el estadio Monumental de River, la noche del 11 de noviembre, promediando el show el eterno beatle se paseó sosteniendo una camiseta de la Selección y ante un público efusivo de más de 45 mil personas, Sir Paul tiró sonriente: “¡Soy Diego!”.

A menos de un día de su muerte, fue Charly García quien con una despedida a su estilo, conmovió las redes. Con caligrafía temblorosa, míster Say no more, escribió en papel: “Nunca me voy a olvidar de nuestras charlas. Cuando te pregunté: ¿qué título le pondrías a tu 2° gol a Inglaterra?, al toque me respondiste: ‘Miré el arco y esquivé patadas’. Siempre me alucinó tu humildad y tu capacidad de ver las jugadas antes que todos”.

Diego

Diego y Charly, abrazos y último encuentro.

García también lo referenció con rockeros y rockeras que son leyenda. “Espero que estés en el club de los 27 con Kurt Cobain, Brian Jones y gente buena. Esperame ahí… Invita la casa. No te equivoques con el paraíso”. Como con las canciones de La Máquina de Hacer Pájaros y en Serú Girán, García le dio un final perfecto en una posdata con amor. “¿Sabés lo que me dijo Jagger cuando yo trataba de pararte porque lo ibas a cagar a trompadas? ‘¿Éste no es el que juega al voley?’”.

Como cada aventura pública de Maradona, existen muchas versiones sobre su visita a camarines con la banda británica Queen. Corría marzo de 1981 y Diego ya era una figura popular tras su pase de Argentinos a Boca. Freddie Mercury y cía. le enviaron la invitación al último show en el estadio Vélez y Diego chocho.

Por aquellos años el plantel Xeneize concentraba en La Candela, al mando de Silvio Marzolini quien les exigía a sus jugadores llegar los viernes e irse los lunes después del desayuno. Miguel Brindisi, socio del gol de aquel Diego pelo afro imparable, contó su versión. “Diego, que era un pibe alegre y jodón, estaba serio. Le pregunté qué le pasaba y me contó que el grupo Queen lo había invitado al último recital que iban a dar en la cancha de Vélez, pero que el plantel tenía que concentrar. Entonces le dije que se quedara tranquilo, que los más veteranos íbamos a hablar con Marzolini para ablandarlo”.

Visita de Diego a los camarines de Queen en Vélez.

Sus compañeros mayores se encontraron con el técnico, le expusieron el tema, pero no había manera de convencer a Silvio. Finalmente, Brindisi recuerda que el baluarte de Boca les dijo: “Esta situación será ‘la excepción a la regla’”. Grande, Diego.

Una especie de magia. Desde su verba incontenible, picardía y anecdotario sin fin, Diego narró su parte de la historia en 2005 a Alejandro Fantino en Mar de Fondo. “Marzolini no nos dejaba ir cuando vino Queen a Vélez y le fui a avisar que me iba. Y le dije ‘lo lamento, Marzolini’. Soy sincero y no por faltarle el respeto, sino porque tenemos la oportunidad: viene Queen y no vamos a ir a verlo a Vélez, es una picardía. Entonces, él me dice: “Mirá, Diego…, eh…”. Y le dije: “Gracias, señor, gracias”. Y me fui. Vinieron conmigo Abel el Chueco Alves y Jorge Quiroz y se armó quilombo”.

Y fue una noche perfecta. “Me regalaron todo, lástima que eran ingleses, pero bueno. Freddie Mercury estuvo… bah, nosotros estuvimos con él y la verdad es que se portó bárbaro. Fue hermoso, porque los futbolistas de mi época siempre nos identificamos con los rockeros”.

 

Fuentes/ Lecturas recomendadas

* D10s, Miradas sobre el mito Maradona de Julio Ferrer (Ed. Octubre, 2020).

*Archivos Mar de fondo: junto al Burrito Ortega y el Turco García y junto a Cristian Traverso.