Una cancha a la altura de su historia
El domingo se jugará la primera final de la historia de Fútbol Femenino en la Liga Lobense. Salgado y Sarmiento RP se medirán en un duelo único que tendrá como escenario la cancha de Athletic.
En este contexto, nuestro compañero Mauro Casal aprovechó la ocasión para visitar el predio y hablar con el responsable del mantenimiento del campo del juego.
A continuación, una nota de alto contenido emocional entre el cronista y Miguel Gianandrea, para disfrutar de principio a fin.
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“Es la hermana de Tomasito. La hermana que no tiene…”
Así con estas palabras Miguel Gianandrea (56), responsable del cuidado de la mejor cancha de la Liga de Lobos, expresaba el sentimiento que tiene por esa joya donde cada fin de semana, ya sea en inferiores o en Primera División, el Lobos Athletic Club disputa los torneos de Lobos.
Miguel la cuida con tanta dedicación y amor, que no duda en compararla con una hija, a punto tal de expresar en más de una oportunidad, con inocultable orgullo lo que siente por esa alfombra verde, que cuida con dedicación, pasión, profesionalismo y esmero.
Es un lunes feriado de Agosto, soleado y agradable en Lobos.
Cerca del mediodía, este cronista de El Autógrafo aparece sin avisar por el Polideportivo del Decano para tratar de entender o descubrir cuál es el secreto de esa cancha tan verde, tan inmaculada, tan señorial, incluso en pleno invierno a pesar de su rigor.
La primera impresión ya nos va revelando parte de ese misterio. La respuesta es: Trabajo.
Son muchas horas de ponerle el cuerpo ya sea para remover una mata, fumigar o caminar por ese manto de césped para indagar si un grillo topo o un hongo le está haciendo daño a la gramilla. A esa hora de la mañana, Miguel Gianandrea se encuentra manejando un tractorcito con el cual intenta eliminar las matas de la cancha auxiliar, que en verano lucirá quizás, como la principal.
Sin alterar su trabajo, pactamos con Gianandrea una charla para las tres de la tarde.
A la hora señalada, este apasionado colaborador de la institución más histórica de Lobos me está esperando con asombrosa puntualidad británica, quizás inspirado en los fundadores del club o tal vez porque ni siquiera ha regresado al mediodía a su casa para almorzar ya que prefirió quedarse con “su hija”.
Mientras muestra un recorte de un medio colega fechado en 2004, momento en que el terreno se removió integralmente y se dio el puntapié de lo que es hoy esta cancha, elogiada no sólo por los simpatizantes de Athletic sino también por todos los rivales que van con gusto a visitarla, nos ponemos a conversar con Miguel, quién con mucha calidez me contará durante media hora detalles del trabajo que hace en el LAC.
“Es un afortunado de poder combinar y disfrutar sus dos pasiones: el club y el cuidado de la tierra. Tiene la fortuna (bien ganada) de ser reconocido y respetado por lo que hace. Y desde el club la satisfacción de poder disfrutar y no criticar como ocurre en otros ámbitos de la vida de las cosas buenas, como por ejemplo, sentir el orgullo que se hayan acercado varias personas de todo el país para ver la cancha, elogiarla y decirle que no tiene nada que envidiarle a varios terrenos de juego de 1era División.”
De esta forma, el joven periodista deportivo Tomás Gianandrea, se refiere al trabajo de su padre, mostrando sin dudas un gran amor y admiración por lo que Miguel hace, con tanta pasión desde que era un niño, ya que su hijo nos contó que desde los 9 años ya andaba cosechando y aprendiendo los secretos de la tierra.
Miguel Gianandrea ya no luce bigotes como en esa foto del 2004, porque nos confiesa que se los sacó por una promesa que le hizo a su hijo cuando salieron campeones de Primera División, sin embargo y a pesar del paso del tiempo, su entusiasmo no envejece y con unos años más en el documento, se siente pleno y renovado en la tarea.
A lo largo de la entretenida charla fueron muchos los detalles y las anécdotas que nos contó:
“El trabajo empezó hace mucho tiempo, unos 15 años. Nos propusimos con la subcomisión que estaba en el club, hacer la cancha de cero. Tenerla así lleva mucho tiempo, hay que estar muy encima, caminarla, si llueve hay que ver que le hizo, donde hay más agua. En invierno sobre todo hay que cuidarla mucho, cuidar las áreas, en verano se puede usar más.”
Según Gianandrea, en verano es donde menos secretos tiene el terreno de juego, en ese período, fumigando para eliminar el trébol y la hoja ancha, más urea y buen riego, la cancha se mantiene. También es importante vigilar la presencia de grillos, que con detergente se los combate.
“Ya a fin de marzo hay que programar para el año, en abril tiene que estar sembrada de Rye Grass anual. Hay que lograr que el Rye Grass llegue bien abajo, hay que sembrarlo, pasarle el sacabocado, la rastra, quince o veinte días de cuidado tremendo y mucho trabajo. Si lo pisas, el Rye Grass que pisoteaste, se muere. Y eso sale bastante caro. Hay que lograr que la semilla vaya al fondo.”
Ya en esta época, en agosto el Rye Grass esta fuerte. Pero el primer mes de trabajo es bravo, nos cuenta muy entusiasmado Gianandrea:
“Si se usa mucho la cancha en ese momento del sembrado, ahí se daña. Se puede resembrar pero se pierde mucho. La siembra bien hecha se hace antes de que jueguen las inferiores, ya que son livianos los futbolistas y los mismos chicos la pisan, no la dañan y hacen que la semilla vaya al fondo”.
Miguel Gianandrea habla con amor. Sus palabras tienen el acento de un poeta que se siente feliz con su obra. Es un pintor que traza una acuarela verde sobre la tierra. Su tiempo lo disfruta, nos dice con la voz firme, pero dejando también la sensación de nostalgia cuando rememora los inicios de la idea.
La clave es el largo plazo, el tiempo, darle continuidad, no sembrarla una vez y ya está. Eso es fundamental en la filosofía de Gianandrea. Ser paciente, tenerle cariño, cuidarla como un padre a su hijo.
“Tenes que ver sobre la marcha el clima”, prosigue en su relato el responsable de la obra, el padre de esa criatura que el mundo Athletic disfruta.
“Depende los partidos, la siembra me da quince días de ventaja para poder acomodarla entre partido y partido. Si me cambian la fecha me matan, con una semana de sembrado la rompo.”
Con cada comisión es todo un tema y con los entrenadores ni hablar. En ese contexto, Gianandrea no está exento de apasionadas discusiones con los técnicos del club.
Ezequiel Dupraz, es el coordinador del fútbol en Athletic, pero es además el entrenador que sacó campeón por última vez al Decano hace muy poco tiempo y quién ha tenido lindos contrapuntos con Gianandrea por la cancha.
Nos dice Dupraz:
“Con Miguel hemos discutido más de una vez por la cancha. El laburo que hace es invalorable, entre entrenar el equipo y cuidar la cancha, el cuida la cancha y nosotros necesitamos entrenar. Nos ha pasado llegar y estar cerrada la cancha con candado, o tener que saltar un portón para jugar igual, eso cuando fui futbolista. Miguel es muy celoso del cuidado de la cancha. La pone a regar, la tenes mojada y no la podes usar.”
En medio de risas y denotando cariño, Dupraz agregó:
“Reconozco su trabajo, la cancha es nuestro mayor activo y por eso todos la cuidamos, todos debemos colaborar. Pero Miguel la cuida como a Tomás, si no fuera hijo único, la cuidaría más que a su hijo.”
En el medio de la charla, Miguel Gianandrea elogió la colaboración de Carlos Giles y tuvo palabras de reconocimiento para Clemente Martínez, otro artífice que hizo mucho por ese campo de juego.
“Normalmente en la semana mínimo vengo cuatro veces, pero hasta siete veces también. Me bajo, la camino, si llovió, veo donde quedo más agua…Vengo el sábado a las siete de la mañana. Acomodo mi trabajo y manejo los horarios pero hay semanas que vengo los siete días.”
Cuando llueve mucho, Gianandrea se obsesiona, se queda maquinando…
“Es la hermana de Tomás, la quiero así…ha habido momentos que empezaba a llover y yo ya estaba pensando en la cancha, me ponía mal, si se jugaba o no se jugaba…”
Entre tantos momentos gratos vividos en esa cancha, hubo palabras emotivas recordando a la subcomisión que sin tanto dinero, tomó la firme decisión de hacer la cancha nueva. Un disco para romperla, un tractor, mucha agua, riego, horas de cuidado…
Al inicio del proyecto fueron cuatro a cinco meses de prueba y error, usaron Rye Grass perenne y no funcionó, luego se rotó al Rye Grass anual, el perenne funcionaba en otros lugares como Coronel Suárez pero para Lobos no servía.
El espíritu nunca se cayó cuando las cosas no marchaban como se pensaba pero como política de estado, se mantuvo la convicción de ir para adelante y perseverar con el trabajo a largo plazo.
Nacho Alonso, Alberto Rodriguez, De Agustini, Calvo, Saul Castellanos, Clemente Martinez y tantos otros nombres fueron apareciendo en los recuerdos y en la gratitud de Miguel Gianandrea hacia lo logrado con esta cancha, tan admirada en el ámbito local y fuera del mismo.
“Siempre el reconocimiento es lindo” nos dice Miguel. “Los árbitros de La Plata o Capital lo reconocen. Me pone muy bien, muy feliz.”
“Le vamos buscando la vuelta según los ingresos, Agronomía nos aguanta en los pagos. Daniel González nos ha ayudado mucho también. El nos presta el fumigador, nos fracciona un bidón de herbicidas y nos lo da, le estoy muy agradecido por su ayuda y por todo lo que sabe.”
Sin querer, la charla se fue haciendo muy amena y sobre el final, los sentimientos afloraron en el corazón de Gianandrea.
“Athletic representa para mi muchísimo. Pienso en los chicos, como Juan Principatto que yo lo tuve en octava y hoy juega en Primera, lo lindo que chicos que hoy son hombres quieran tanto al club.”
La historia genera un compromiso, Gianandrea sueña con tener todo el predio igual. La cancha es hoy un esfuerzo de todos, es el patrimonio Rojinegro, y a sus socios les gusta que se reconozca el trabajo que se hace para tenerla así de verde, así de radiante, así de hermosa.
Gianandrea suele ser consultado por otros clubes. Su respuesta es siempre la misma. La realidad es que es tiempo, hay que dedicarle tiempo.
“Fumigar una vez o entusiasmarse por sembrar una vez no es la clave, hay que mantenerla, sostener la conducta en el tiempo”.
EFIL a través de Pablo Ardiles ha consultado al hombre del Decano, y si bien hoy esa cancha no está bien y el domingo ante Sarmiento no lució en el mejor estado, en opinión de Gianandrea ya se van viendo progresos porque lograron que no tenga matas y ya saben cómo tratar la cancha tras una lluvia y en verano, según el especialista, “con la punzonadora estará muy linda, porque no tiene pasto miel que eso te pone fea la cancha”.
Gianandrea despide al cronista con una sonrisa: “Cuando aceptan lo que propongo me pone feliz, me pone mal cuando me dicen que no los dejo jugar, porque yo quiero lo mejor para el local y el rival, pero ya con los años le encontré la vuelta, ya sé por donde ir…”
– Adiós Miguel, gracias por su tiempo ¿Qué reflexión final me dejaría?
“Uno lo hace de placer nomas para tener algo lindo”
Vaya si está linda esa cancha del Decano. En horas decisivas deportivas, no nos quedan dudas, Athletic tiene una cancha a la altura de su historia.