Omar De Felippe, Malvinas 40 años después
Ex combatiente, jugador y DT. Perfil del héroe que habla en representación de toda la generación que luchó en las islas Malvinas.
Por Félix Mansilla
A Omar y el resto de los muchachos le queda poco tiempo en el regimiento. Omar cuenta las horas, los días. Huelen que algo no anda bien, pero al fin, el 24 de diciembre de 1981, salen de baja. Los rumores sobre un posible conflicto bélico a Omar le quedaron dando vueltas en la conciencia. En los pasillos y en las cabezas rapadas de los conscriptos, los datos sueltos se fueron confirmando, pero en el correr de los meses, hasta abril, cuando Omar fue llamado a regresar al Regimiento 3 de Infantería en La Tablada.
El clima se puso tenso y los rumores de abril dejaron de ser sospechas. Las sospechas empezaron a salir en las páginas de todos los diarios. Omar no pensó en que todo iba a terminar en una guerra a 600 kilómetros de casa. En enero del 82 y con el apoyo de Rosa, su madre, volvió a los entrenamientos y continuó de pretemporada en las Inferiores de Huracán. Soñaba Omar como se sueña en la infancia. Soñó ser futbolista, jugar al fútbol y llegar a Primera.
Puede más indiferencia de tu gente que la bala más voraz del enemigo.
A comienzos de abril del 82, golpearon la puerta de su casa, en donde vivía con Rosa y su hermano Walter (su padre había fallecido cuando él tenía siete años). “Un soldado del Ejército Argentino se apersonó en mi casa y dejó una carta. Era la citación”, recuerda De Felippe. «De Felippe, Omar, presentarse de inmediato en el Regimiento…». El soldado mensajero cumplió y se fue. Y Rosa rompió en llanto y se acercó a la habitación de Omar. “Llegó esto para vos”. Omar la abrazó fuerte. “No te preocupes, no me va a pasar nada”. El consuelo no tenía que ver con lo que Omar presentía. El sueño del fútbol quedaría postergado por la guerra.
Antes de tomar real dimensión de los acontecimientos —“a los soldados nunca los mantienen informados”—, Omar recuerda el aliento de la gente en las calles. “Íbamos por la avenida Crovara, y todo a lo largo estaban las casas con banderas argentinas, y la gente al costado del camino, cantando sobre la guerra con los cantos de la cancha. Nosotros también, con un entusiasmo bárbaro”.
Pero cuando llegaron a El Palomar y subieron al avión, cayó el silencio. “La euforia quedó atrás: éramos como cien en el piso del avión, que era un avión de línea, pero sin asientos. Las seis horas de vuelo a Río Gallegos no habló nadie y menos de Río Gallegos a Malvinas”. Después, muchas horas después, se dijeron: “Ah, esto va en serio y se nos acabó la sensación de que era un partido de fútbol”.
Al otro día, a las nueve de la mañana, Omar se presentó en el Regimiento 3 de Infantería de La Tablada. A las diez y media ya estaba rapado, con la misma ropa de antes y armado. Llegó a las islas el 9 de abril. No recuerda bien, pero tiene en la memoria la sensación de que fue un sábado. “Un viernes me despedí de mi familia que se acercó hasta el cuartel y al otro día estaba en suelo malvinense”.
… de algún potrero ingenuo y olvidado te sacaron de tu casa y sin abrigo, te largaron en el viento sur helado.
Comenzaron otras señales. Les dieron armamentos, ropas, cascos. Los cargaron en varios colectivos de línea con rumbo a El Palomar. “Iba parado en el estribo del colectivo y encontré a un amigo del fútbol y le pedí que le avisara a mi vieja que me había ido a las Islas Malvinas”. La gente los despedía como a jugadores de fútbol. “Empezamos a tomar conciencia en el viaje en avión en la que casi no hablamos”.
Omar estuvo 66 días en las islas. Siempre agradecido por la contención del mundo fútbol, antes y después de las islas, Omar tenía la motivación puesta en volver y llegar a jugar en la Primera de Huracán, sueño que concretó desde 1983. Además, jugó en la defensa en equipos como Arsenal, Once Caldas, Rosario de Punta Alta y Villa Mitre de Bahía Blanca. Se retiró en otro bahiense, Olimpo, en 1994.
Años después, comenzó sus primeros pasos como ayudante de Julio Falcioni y del Ruso Ricardo Zielinski. Considerado un DT “saca puntos”, obtuvo sendos ascensos en el Nacional B: con Olimpo en 2010, con Quilmes en 2012 y la subida de Independiente, en 2014. También dirigió al Emelec de Ecuador a Vélez y Newell’s. Atlético de Tucumán, al momento, fue su última incursión como DT.
En más de una entrevista, De Felippe contó que en las primeras semanas muchos soldados se herían los pies, antes del arribo de los ingleses, por lo que se les permitía regresar. “Cuando lo empezaron a hacer demasiados, los jefes se avivaron y dijeron, «en adelante, por más heridos que estén, se quedan igual»”. Omar jamás pensó en hacer algo así. Soldado argentino, cabeza de fútbol, soñador. “No me hubiera lastimado un pie ni loco, porque mi mayor miedo era perder un miembro y no poder seguir jugando”.
…te entregaron armas que no conocías que con suerte cada tanto funcionaban…
“Nos tocó una posición cercana a Puerto Argentino, a menos de un kilómetro de ahí”, narra con acento puesto en dejar testimonio por los caídos, por la memoria y la justicia del tiempo. “Dormíamos en carpas de campaña, de a dos, hasta que terminamos los pozos que, un mes más tarde, se llenaron de arcilla y agua, se inundaron y tuvimos que abandonarlos”.
La previa a la llegada de los ingleses los mantuvieron haciendo cosas. “Era para que no nos comiéramos la cabeza, mucho después entendimos que era todo a favor del factor anímico: para no pensar en nuestras familias o novias”. Antes del comienzo de la batalla, todo era bastante calmo. “Comíamos una vez y media por día, teníamos tareas asignadas, pero no teníamos idea ni el día ni la hora en que podrían llegar y empezarnos la guerra”.
En la madrugada del 1 de mayo de 1982, a las 4:00 AM, cayó la primera bomba enemiga sobre las islas Malvinas. “En nuestro grupo estábamos de imaginaria, poco antes de irnos a dormir, tomamos mates, era una noche cerrada, y empezamos a sentir ruidos de una hélice y segundos después, una explosión tremenda”.
El racconto es extenso y las sensaciones simultáneas: una bomba y su onda expansiva. “Nos quedamos petrificados: de la desesperación y el miedo, terminamos todos como a quince metros de donde estábamos tomando mate”. De nuevo la memoria y el recuerdo vívido de Omar De Felippe. “Un miedo tremendo, pero nos acostumbramos a los bombardeos constantes, todos los días desde las seis de la tarde”.
…solo estaba la mirada de un hermano con la misma incertidumbre en la mirada.
Los días después. Omar estuvo 66 días en las Islas Malvinas, hasta el 14 de junio. “Si bien todo se rememora cada 2 de abril, a nosotros nos cae mejor hacerlo en junio porque nos genera otra cosa, fue el día en donde supimos que íbamos a volver”.
De nuevo en su casa, el ex combatiente De Felippe volvió a los entrenamientos del equipo de Parque Patricios. Pero no todo fue fácil, a pesar de la “contención” que le brindaron el fútbol y los amigos, porque Omar no podía, no le salía, se trababa si le hacían preguntas. “Una vez Víctor Hugo Morales me quiso hacer una nota y me trabé y, a su vez, me di cuenta de que no podía hablar del tema”.
A Omar le llevó más de siete años poder hablar del tema abiertamente. El silencio empezó en casa: “Mi madre jamás me preguntó nada, al día de hoy, no quiere saber nada porque fue una madre a la que le llevaron el hijo”. Con el tiempo, algunas charlas y entrenamientos y concentraciones, las palabras y la memoria, comenzaron a salir de la boca de Omar, a quien sus compañeros lo apodaron el “Gurka”.
El humor jugó un rol preponderante para salir adelante. Su compañero de equipo, el Loco Candedo, también lo llamaba el Gurka. Omar pega la vuelta: “Con el humor, las cargadas, las bromas, uno va saliendo”. Su compañero de habitación en las concentraciones del Globo Baby Cortés, tenía una broma pesada que Omar tomaba con la mejor. “Siempre me hacía una y gritaba «¡Ataque!» y se tiraba abajo de la cama, y los demás le seguían el juego y yo también, me hacía bien tomarlo con humor”.
A cuarenta años de la guerra, De Felippe, como representante de los ex combatientes en el universo fútbol, reflexiona. “Para hablar de Malvinas hay que hacerlo con respeto, porque cada uno lo vivió, lo sintió y le afectó de una manera distinta, y los que se fueron, siempre están presentes”.
“No les tengo odio a los ingleses”, aclara antes de responder a una de las preguntas más recurrentes sobre cómo vivió el partido de Argentina versus Inglaterra en México 1986. “Ese partido y esos goles los viví con mucha emoción, llorando porque ra un momento muy sensible para nosotros”. El fútbol como símbolo, otra vez. “Entre comillas, Diego nos dio esa esperanza de que por lo menos al fútbol les ganamos, porque en ese momento los ingleses eran nuestros enemigos”.
…hubo menos Héroes muertos en el frente que en el campo de batalla del olvido.
Entre varios análisis, Omar contempla un reconocimiento a los enemigos en el después de la rendición. “Cuando terminó la guerra vinieron los ingleses y convivimos armados ambos durante un tiempo, pero todos estábamos muy cansados mentalmente. Ni bien terminó la guerra había que volver a vivir en paz hubo un enorme respeto de ambos soldados”. Omar los entendió como rivales y no enemigos. “En el contexto del fútbol lo entendí totalmente, porque queríamos que la Argentina les gane a los ingleses, pero no que maten a los jugadores, el triunfo era lo que necesitábamos por toda la carga que teníamos”.
Desde la primera vez que habló abiertamente de su experiencia en las islas, opina que “desde mi humilde lugar no puedo ser tan egoísta de no querer hablar y ponderar que yo pude salir adelante y me reacomodé en la vida”. La pregunta letal, años después de las islas, se convirtió en una gran respuesta. “Si ninguno de los que volvimos habla, ¿qué pasa con los que se quedaron allá?”. La respuesta, para Omar, es simple, duradera y categórica. “Cada vez que hablo es un pequeño homenaje a la gente que no está”.
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Las fuentes / Lecturas recomendadas
*Héroes de Malvinas, canción de Ciro y Los Persas (27, 2012).
*Rescatando al soldado De Felippe, Horacio Del Prado (revista El Gráfico, 1998).
*Omar De Felippe y Malvinas, Pablo Lisotto (diario La Nación, 2022).
*Entrevista a Omar De Felippe a 39 años de Malvinas (sitio Youtube de Atlético Tucumán, 2021).