Un joven que entiende el fútbol todo
Me faltaba jugar con él, nada más, para poder hablar sobre ese flaco rubio de 20 años, desde una visión más global. No tenía dudas, igual: lo había visto como hincha, lo había enfrentado como rival y lo había analizado como periodista.
Como hincha en aquella Selección juvenil Sub 17 de Lobos, cuando junto a los hermanos Moyano (hoy Franco cerca de la Primera de San Lorenzo) decidían cuál sería el ritmo del partido en cuestión.
Como rival, más de una vez en EFIL-Athletic, esos partidos que para algunos de los que formamos parte de esta generación (los menores de 30), suelen ser encuentros especiales. Nunca entendí como alguien que tranquilamente podría ser modelo y no jugador, con pocos partidos en Primera, podía ganarnos el mediocampo y hacernos sentir el rigor. Lo hacía.
Como periodista, lo seguí en la campaña con Los Naranjos y, en la final de Navidad que se jugó el 24 de Diciembre a las 11 de la mañana, se graduó como el mejor mediocampista de la Liga Lobense de Fútbol en la actualidad. En cuartos, se había encargado de anticipar al arquero, a todos los jugadores de Coreano y a su presidente Lorenzo Choi inclusive, para abrir el marcador en lo que sería un 3-0 que no fue más porque el CDC no se bancó perder, en cancha de Madreselva. En semifinales, había ejecutado con autoridad su penal en la definición desde los doce metros en Roque Pérez, ante Atlético.
“Juega porque el padre es el director técnico” escuché cuando empezaba a dar sus primeros pasos en la Primera de Athletic. Hoy demuestra que no le hace falta ningún parentesco para ser pieza clave en cualquier equipo. Es, Bernardo Ayastuy, un jugador completo. Entiende el fútbol todo y hay una razón: le da vital importancia al gol, y a fin de cuentas, en este maravilloso deporte siempre termina festejando el que más goles convierte.
De 5, de 8, de 10, de enganche. De lo que lo pongan. Se pone el overol a la hora de defender, y juega cuando hay que atacar. Con una tranquilidad de un oficinista haciendo su trabajo diario en la empresa, construye cada jugada con una paciencia de hormiga que siempre termina con el balón en buen destino.
¿Cómo quién juega? Como Román Martínez, como Iván Moreno y Fabianesi. De ese estilo. Volante mixto con gol y despliegue. Ganador nato, ya fue campeón más de una vez en la LLF.
Cuando Argentina se preparaba para disputar el Mundial de Francia 1998, Bebu estaba cerca de soplar las velitas por tercera vez. La canción oficial del torneo rezaba “Gol gol gol en tu cabeza hay un gol”. Parece haberla escuchado porque, partido por medio, el hijo de Benjard y Marri entona el grito sagrado. De cabeza, de rebote, de afuera del área, de penal. Llega de muchas maneras, pero siempre está ahí, en el momento justo.
Creo que ya lo saben: si se pudiera cambiar la camiseta, como en el fútbol profesional, no dudaría. Yo se la pediría a él.