El último adiós a un gran tipo
Es sin dudas de las notas más difíciles que me toca escribir para El Autógrafo. Dejar de lado las lágrimas para dejar fluir las palabras es una tarea compleja y hasta se torna devastadora, sin embargo, es también un honor y un privilegio despedir a una gran persona como Fernando Galassi, porque fue un ser muy especial, de esos personajes queribles que en el barrio se describen como buen tipo.
Pasaron ya unos días y el corazón se sigue estrujando. Duele muchísimo pensar que ya no está. Hasta pareciera que no es verdad, que, de un momento a otro, aparecerá con una de sus bromas para alegrar el momento.
El sábado 7 de noviembre de 2020, por la tarde una noticia en el WhatsApp y varias llamadas perdidas en mi celular daban la impresión de que algo inquietante sucedía. Se mencionaba que Fernando Galassi había fallecido y me quedé helado al leer. Mucho más al confirmar la tristísima noticia.
Tras un partido de paddle con amigos, deporte en el que supo destacarse, se sintió mal y falleció debido a una súbita afección cardíaca.
No podía ser verdad. No era cierto lo que me contaban. Con el correr de los minutos, tras confirmarse el penoso acontecimiento quise llamar a mi primo Sebastián Casal, compadre y amigo de Galassi, pero no pude, no tuve valor, no supe cómo ni qué decir.
¡Qué injusta qué es la vida muchas veces y que poco la logramos entender!
Las reuniones de amigos donde participaba Fernando siempre eran especiales, porque él tenía una capacidad única para reír y hacer reír a los demás. Siempre una ocurrencia para que, hasta el más tímido, se sintiera a gusto y lo pasara bien.
Fernando era generoso en su amistad. Prueba de ello son las innumerables muestras de dolor que se vieron en su despedida en la Iglesia y ni que hablar en las redes sociales donde sus amigos y seres queridos dejaron testimonio de lo que representaba.
El club Rivadavia ha perdido un gran colaborador, donde se destacó como entrenador de fútbol en infantiles no sólo por lo que sabía de fútbol sino principalmente por lo que transmitía como ser humano y como persona de bien.
Ya no será lo mismo sin el Gala, un tipo que hacía de la amistad un culto y de los amigos su religión. Fue un destacado jugador de paddle, un buen practicante en su momento de Sky acuático donde se repuso de un grave accidente y un futbolista apasionado.
Supo jugar en infantiles de Argentinos Juniors con Juan Román Riquelme y Mariano Juan y a su vez disfrutaba de las actividades al aire libre como la pesca.
Fanático de Boca Juniors, divertido, leal. Junto a Sebastián Casal, enriquecía las noches de cena entre amigos con sus anécdotas y sus chistes porque estaba siempre de buen humor y sus ocurrencias no tenían desperdicio.
Su pasión era Boca, pero un asado con amigos le apasionaba también y siempre estaba atento a pasar y hacer pasar a los demás, un agradable momento a quiénes lo disfrutamos en más de una charla futbolera.
Formó una familia hermosa con Valeria Mongiardini. Con dos hijos divinos. Muy buen padre, acompañó a su hijo mayor Valentino por Rivadavia y a su pequeño Benicio, quién a su muy corta edad ya deslumbró en Vélez, donde Fernando iba con la misma ilusión que tuvo él hace unos cuántos años atrás.
Tengo muchas anécdotas con él, pero una de ellas es una muestra de lo que Fernando era como persona. En una oportunidad, jugando al fútbol le pegué una patada criminal, fuera de toda lógica y no sólo que se la bancó como un caballero, sino que nunca se enojó y aceptó mis disculpas sin ningún reproche. Desde ese instante supe que seríamos amigos. No he sido su mejor amigo, pero si hemos honrado cada encuentro de familia y amistad, con una calidez de esas que se guardan y atesoran para toda la vida.
Fernando Galassi y Sebastián Casal, formaban una dupla de lujo, una amistad que trascendía circunstancias y qué tenía la forma de una hermandad. Aprendí mucho de ellos y en mi corazón guardaré por el resto de mis días todo lo compartido con Galassi.
Las muestras de afecto desbordaron y siguen desbordando las redes sociales y sin dudas reflejan lo que fue en vida.
¨Loco amigo, loco alegre, amigo de palabra justa para hacerte reír, ser humano hermoso¨ son algunos de los conceptos increíbles que he leído sobre Galassi.
Humildad, don de buena gente, reconocimiento de las familias de los chicos a los que dirigió. Los padres destacaron los valores que Fernando les ha inculcado a sus jóvenes futbolistas.
Galassi supo ganarse el reconocimiento y el afecto de todo el mundo por su ‘esencia única y extraordinaria’ como bien expresara Jennifer Sperr entre tantos otros testimonios.
Quienes hemos tenido la oportunidad de conocerlo, jamás podremos olvidar a una persona como Galassi. Cada testimonio de su despedida suma amor y leer cada frase no hace más que ratificar lo dolorosa que ha sido esta pérdida.
¡A veces no alcanzan las palabras para expresar tanta tristeza! Dice Joaquín Areso y es verdad. Fernando era la imagen misma de la humildad, la tenacidad y la autenticidad, porque él, en todo era natural y auténtico.
El mundo es un poco peor ahora que perdió a un ser humano maravilloso.
Parafraseando a César Isella queda en la mente una canción:
‘Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas….Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón…’
Es imposible no conmoverse ante esta partida. El dolor no cesará por mucho tiempo, sin embargo, quedará por siempre la sonrisa de Fernando dando vuelta por nuestra memoria. Elijo quedarme con esa imagen. La de este maravilloso ser humano que nos regaló tanta calidez y tanta alegría.
¡Hasta siempre Gala querido! No te olvidaremos jamás!